¿Qué pasa? Es la pregunta que enmarca toda la acción narrativa y comunicativa del CDCM. Nace como resultado de una práctica artística liderada por Katia Meneghini en Murales de la Memoria, una iniciativa de cooperación con Città dell'arte / Fondazione Pistoletto – Italia.
“Este proyecto mural [fue] instalado en el costado posterior del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia desde el pasado mes de noviembre, invita a la comunidad de Moravia a reflexionar acerca de la rapidez del cambio que sufre la ciudad y el barrio. Todas las noches la pregunta ¿Qué Pasa? se [encendía] gracias a la energía solar almacenada durante el día. Además de llamar la atención acerca de una decisión responsable sobre el consumo de energía, la luz se convierte en un símbolo que recuerda a las casas que alguna vez existieron junto al muro. La plaza adyacente se transforma en un lugar de memoria y de reflexión que se desarrolla continuamente a través de la opinión pública que hace parte de la obra y en donde cada habitante es interpelado para que asuma una posición crítica o consecuente con el estado de cosas.
Porque es una pregunta que cuestiona permanentemente al moravita y al ciudadano común, hemos decidido adoptarla como el nombre de esta nueva publicación periódica para los habitantes de la Comuna 4 en la cual encontrarán la voz propia de los vecinos, la dinámica de los barrios, y principalmente, las acciones a través de procesos y acompañamientos que hacen los artistas de diversas ciudades del país vinculados al proyecto curatorial Ex-Situ / In-Situ Moravia, prácticas artísticas en comunidad desde el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia –CDCM-”. Periódico ¿Qué Pasa? Primer Edición - Octubre 2009.
Posteriormente esta iniciativa se materializó en un periódico, y luego en el año 2018 se transformó en una revista, al estilo dossier. No obstante, ¿Qué Pasa? se convirtió también en un llamado a la acción desde la comunicación para el cambio reconociendo las expresiones y los encuentros artísticos, culturales, comunitarios que se gestan en #LaCasadeTodos. Esta pregunta refleja el sentido crítico que empleamos en nuestras narrativas. La comunicación en los espacios culturales debe trascender la divulgación de actividades y generar discusiones, incidir en la opinión pública y las acciones políticas que impulsan las comunidades. Por eso esta premisa-pregunta-llamado es nuestra guía para provocar intersecciones temáticas, metodológicas y movilizantes de nuestra acción cultural.
Convergencias comunitarias para el aprendizaje colectivo
La comunicación como un proceso social de producción, intercambio y negociación de formas simbólicas, generador de conocimiento y base de la cultura. Aquí más que la comunicación en sí misma importan además los procesos comunicacionales entendidos como interacciones entre sujetos en el ámbito histórico de la vida cotidiana, en los que se da efectivamente dicho intercambio mediado por intereses y formas de poder. (Washington Uranga, 2012). Esta concepción de la comunicación nos invita a pensar en:
En coherencia con esta perspectiva teórica nuestro objetivo principal en la línea de comunicación para el desarrollo es crear dispositivos comunicativos que representen los saberes comunitarios como bienes comunes “Objetivizar”. Esto significa crear productos comunicativos que sean objeto de conocimiento, que documenten a partir de la narración los saberes, sentidos y memorias de la comunidad, para que salgan de la esfera íntima y puedan ser reconocidos, apropiados y discutidos por otros.
Cuando hablamos de comunidad nos referimos a todos los que hacemos parte del Centro Cultural, con un foco principal en la población participante de nuestros programas, con los líderes, los actores sociales del territorio pero también con todos los equipos de trabajo y colaboradores que hacen posible el funcionamiento del Centro de Desarrollo Cultural. En esa medida, los contenidos que esperamos documentar se orientan también a la gestión del conocimiento en el Centro.
Creemos que esta forma de asumir la realización de productos y acciones comunicativas tiene mucha fuerza pues genera canales de escucha, propiciando el diálogo y el reconocimiento de los narradores como sujetos con un conocimiento trascendente que merece ser compartido y socializado.
En este sentido, consideramos pertinente recordar las palabras de Jesús Martín Barbero cuando manifiesta que: Contar es tanto narrar historias como ser tenidos en cuenta por los otros. Lo que significa que para ser reconocidos necesitamos contar nuestro relato, pues no existe identidad sin narración, ya que esta no es sólo expresiva sino constitutiva de lo que somos. Tanto individual como colectivamente, pero especialmente en lo colectivo, muchas de las posibilidades de ser reconocidos, tenidos en cuenta, contar en las decisiones que nos afectan, dependen de la veracidad y legitimidad de los relatos en que contamos la tensión entre lo que somos y lo que queremos ser” (2001).