Somos de todas partes. Vivimos en la misma casa. Todo lo que que aquí se ve es producto colectivo. El conflicto, el diálogo y la construcción en comunidad son estímulos a la creación y la expresión pacífica.Si la creación me habita es porque el barrio es dinámico y enseña en la cotidianidad. Los problemas tejen relaciones de vida entre la vida privada y la pública, para volverse diálogo creativo.
Y como la creación es movimiento entonces cada expresión artística es un cambio. Decimos que nuestro cuerpo es territorio y con esa afirmación construimos tantas posibilidades de ser y hacer como preguntas y manifestaciones artísticas. Somos porque soy cultura.
Somos porque cuando pregunto, digo: “¿Quiénes soy” Y luego todo tiene sentido común. Agudizamos el aprendizaje en lo local para conversar en lo global. Le damos vuelta al mapa y nos contamos historias de otras maneras.
Desatamos incertidumbres, nos arriesgamos a lo desconocido, preguntamos por todas partes, encontramos lo que no se nos ha perdido, y cuando descansamos y miramos para el techo descubrimos que somos cómplices de un juego infinito. Este barrio es un puerto. Y cuando llegamos nos contamos historias que luego son metarrelatos. Conocimiento vivo y diverso para compartir de manera libre.
Aún viviendo en la urbe la vida rural se cuela por los callejones. Las plantas aparecen en los balcones, entre ropas lavadas y perros asomados. Las fachadas, los acentos y las configuraciones de las casas, evocan orígenes variados de quienes habitan en Moravia. “Todo eso” es materia creativa para representar.
En la trama urbana que se ordena y desordena, extendemos un hilo que nos interconecta con otros nodos de la expresión artística y cultural. Después recogemos esa madeja de experiencias que vuelve distinta y nos tejemos con ella para que cada vibración resuene en lo que hacemos.
Aprendemos para ver, oír, hacer y contar lo que vivimos. Las experiencias del saber son reflexiones de las acciones de casa y calle. Por eso, además de “conocer” nos juntamos para reconocer.
Esta casa tiene múltiples senderos que se reproducen con los gestos del arte y los encuentros. Es la capacidad de ensoñar con fuerza activa el territorio, manifestando nuestra vida en lo comunitario. Es actuar desde la realidad y el anhelo, siguiendo el llamado de un amor creciente.
Somos las historias que nos contaron.Contamos nuevas historias para que el futuro sea de alternativas para el cambio socioambiental desde las expresiones y los encuentros artísticos y culturales.