Una canción como “Estamos Melos” es la excusa para pensar migraciones físicas y musicales que han enriqueciendo el ecosistema musical local. Este éxito de música urbana es el pretexto para explorar una historia, no tan antigua -¿o si?- de sonoridades del pacífico en Medellín. Como siempre, detrás de una buena canción hay otros temas que hacen el viaje más interesante: transculturación, hibridación y diálogo son sólo algunos de los temas que nos evoca el pacífico puesto en el contexto de las músicas locales.
A través de esta nota develaremos momentos claves de ese viaje que, a nuestro juicio, aún está en proceso. A diferencia de la nota sobre “música parrandera” donde el contexto es más antiguo y ya fijado en la historia de música local, esta nota tratará de proyectos recientes.
La música también nos permite descubrir un tejido social en el que existen e interactúan colectivos, asociaciones, festivales, procesos educativos, medios de comunicación y espacios para el disfrute. Este tejido, que constituye lo que se llama una escena, es quizás la estructura sobre la que se ha desarrollado la música pero también el discurso sobre esta música. Finalmente, repetimos que esta aventura de hibridación está en proceso y, a diferencia del Folklore, cuando una música cambia de contexto, necesariamente cambia formalmente, mutando, creando nuevas relaciones que no estaban en la ecuación inicial.
Oscar David Tamayo Gómez (Colombia, 1975)
Melómano, gestor cultural, artista plástico, desempleado crónico, coleccionista de pendejadas, “conexionista”, DJ, cantinero, conferencista, kinkster, libertino, ex hijo de papi, animador de jolgorios fetichistas y bacanales literarios, promotor del ‘Degeneris Nacional, creador de festivales y además presentador radial. Entre otras cosas tiene Master en Estética y Master en Artes Plásticas de la Universidad París 1, Sorbona.
