Renovación Urbana - Las incertidumbres del futuro cercano


El Plan Parcial de Moravia, determinado por el Decreto 0321 de 2018 y su propuesta de intervención a partir del modelo de renovación urbana, genera  hoy múltiples inquietudes sobre lo que será el futuro del barrio y sus habitantes. ¿Qué se entiende por renovación urbana? ¿Puede este modelo garantizar el bienestar de los moradores? Reunimos en este artículo perspectivas diversas frente al tema, para comprender la propuesta de este Plan Parcial, que deberá resolver su camino de implementación este 2020.

Por Sebastián Henao

En palabras simples los Planes Parciales pueden explicarse como instrumentos de planeación que  ayudan a concretar el modelo de ciudad que previamente se establece en los Planes de Ordenamiento Territorial de los municipios. Estos planes establecen usos del suelo, dotación de equipamientos y servicios públicos que permitan, tal como lo expresa el Decreto Nacional 2181 de 2006,  la ejecución asociada de los proyectos de urbanización y construcción de los terrenos, en la zona específica de la ciudad donde será aplicado.

No todos los planes son iguales, se diferencian por el tipo de tratamiento urbanístico que establecen para actuar en el territorio. Para el caso concreto de Moravia, el plan adoptado por el Decreto 0321 de 2018 propone el tratamiento de renovación urbana, que es aquel que se asigna a zonas ubicadas en suelo urbano que sufrieron procesos de deterioro físico, y en ocasiones deterioro social, causado por la dinámica misma de la zona, la ciudad o su entorno.

Para el arquitecto Carlos Alberto Montoya, con experiencia en proyectos habitacionales, en una ciudad como Medellín (que se quedó sin suelo y con una tasa de desempleo alta) la renovación urbana  es viable  y puede ser vista como una estrategia de reactivación económica. El arquitecto explica que: “Si hay un hábitat que se puede mejorar en oferta de espacio público, en cuanto a calidad de estándares constructivos de las viviendas y en cuanto a la plena titularidad, a cambio de eso puede llegar otro tanto de población, pero de la misma estratificación social y  reactivar la economía del barrio. Creo que la Alcaldía puede hacer una alianza público-privada con desarrolladores que tengan un criterio más social”.

En esta línea de argumentación, que considera la pertinencia de aplicar la renovación urbana en Moravia,  se encuentran las declaraciones de Nelson Valderrama publicadas por  el periódico El Colombiano en abril de 2019. El líder del programa de la Unidad de Instrumentos de Gestión del Suelo de la Alcaldía de Medellín, afirmó que el Plan Parcial de Moravia reconoce dos condiciones del sector: vulnerabilidad ambiental y social. Por lo tanto,  el Plan busca atender de manera integral esas dos problemáticas en un entorno sostenible y equitativo.

 

Otras miradas 

Para Hugo Alexander Villa, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales del Colegio Mayor de Antioquia, lo que entra en juego con este tipo de intervenciones es el modelo de ciudad al que apunta Medellín.  “Esta es una ciudad que  busca internacionalizarse, por eso se empieza a migrar a una vocación de servicios, turismo, finanzas, que la ciudad se vuelva atractiva dentro del mercado internacional. Esa lógica desconoce lo que existe,  pone edificios, infraestructura bonita para mostrar”. 

Por su parte, Federico Aguilar periodista y líder social del barrio Naranjal cuenta como el Plan Parcial en este barrio, se concibió sin protección a moradores y se fundamentó en lo que él cataloga como desplazamiento forzado. “Concibieron el Plan Parcial como un proyecto privado, una concepción economista y mercantilista, el municipio le entrega a unos privados, llamémosle un banquero, un consultor, entonces de esa manera los diversos grupos sociales nunca se ven acogidos”.

Precisamente la prevención sobre el rol del sector el privado y la priorización de la dimensión económica sobre lo social, hacen parte de las incertidumbres frente a la aplicación de proyectos de renovación urbana, que pueden implicar procesos de construcción  habitacional horizontal que afectan las formas de vida del barrio, la pérdida de lazos vecinales y el desarraigo de los habitantes que se vean obligados a salir del territorio. 

 

¿Qué hacer?

Los expertos consultados coinciden en una misma acción: establecer diálogos y reconocer a la comunidad como parte activa del proceso para minimizar los impactos, con miras a buscar soluciones que no privilegien solo el aspecto económico, como señala el arquitecto Carlos Montoya.

Para  Federico Aguilar es fundamental que exista movilización social y que la comunidad tenga siempre información clara que le permita negociar. Finalmente, la invitación que le hace a la comunidad el profesor Hugo Villa es recordar que “no hay un solo tipo de ciudadanos en esta ciudad.  Las personas que vienen de abajo, tienen toda la dignidad para decir: aquí estamos, de allí venimos y esto queremos”. 

Mientras tanto, el barrio sigue a la expectativa sobre la posición de la nueva administración frente al Plan Parcial que aunque ya fue adoptado por Decreto, aún no comienza su fase de implementación en territorio. 

Información de contexto 

Desde que se inició su proceso de ocupación, en la década del 50, la historia del barrio Moravia ha estado marcada por la lucha de sus habitantes. Primero estuvo el afán de dominar territorios poco aptos para la construcción de viviendas, que se construyeron con palos, plásticos y madera. Para ese momento en la historia de la ciudad, los asentamientos informales crecían cada vez más en las periferias, como respuesta a una Medellín incapaz de albergar una población en crecimiento, llegada principalmente del campo. ( Entre estos años llegaron a la ciudad alrededor de 600.000 personas  y hacia mediados de los 60 se calculaba que existían unos 84 asentamientos ilegales.)

Frente a la tensión periferia- centralidad que genera la condición de informalidad de estos asentamientos urbanos, la falta de servicios públicos, el riesgo de desalojo y la precariedad de los ranchos, que eran hogar de numerosas familias, la organización comunitaria lidera la autoconstrucción de vivienda y la producción social del hábitat. De esta manera, los habitantes asumen las condiciones adversas que presentaba el territorio. Condiciones que se acentúan en 1977 con la habilitación de algunos terrenos de Moravia como basurero municipal. Se inicia así la conformación  del  morro de basuras, que se convierte en una opción de ingreso económico a partir del reciclaje y en sitio de nuevos asentamientos poblacionales. Aunque en 1984 la administración municipal suspende la habilitación del basurero, por los problemas de salud pública que allí se identifican, esta decisión no detiene la expansión del poblamiento en el morro, que se densifica cada vez más. 

Sumada a esta historia asociada a las transformaciones espaciales del territorio, se cuenta también la influencia del fenómeno del narcotráfico y la incidencia de actores armados de diversa índole, que marcaron fuertemente las dinámicas comunitarias.

Frente a un contexto social complejo y retador como el de Moravia, la organización de la base social para transformar sus condiciones de vida es un aspecto fundacional en la vida del barrio. Transformación que también ha estado fuertemente determinada por la acción de las últimas administraciones municipales de Medellín que han diseñado diferentes planes y proyectos de intervención social, orientados a mejorar la calidad de vida de los habitantes del barrio.   

 

Este artículo hace parte de nuestra revista ¿Qué Pasa? Edición 31, Soy mi barrio, soy mi hogar. 

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