OJO A. BERNAL -- ALBORADA

ALBORADA

—2007
Acción
Composición musical para percusión
14 min.

MDE07. Encuentro Internacional Medellín 2007, Museo de Antioquia, Medellín, 2007.

La primera década del dos mil constituye para Adolfo Bernal una época de escasa producción artística, no obstante hacia el final de esta lleva a cabo relevantes intervenciones, la mayoría de las cuales fueron relecturas de sus acciones con Obra impresa urbana de los años ochenta. Entre las obras inéditas de este periodo previo a su muerte en febrero de 2008 destaca especialmente Alborada, una acción sonora y participativa que en realidad existía como proyecto desde comienzos de los años noventa.

En 2007 la pieza sirvió para dar apertura al Encuentro Internacional Medellín, evento en el que también se actualizaron obras urbanas a gran escala como las Palabras pares provenientes de sus series de carteles tipográficos con duplas, pero que en esta ocasión se tradujeron a medios digitales.

En la idea inicial de Alborada el artista planteaba hacer una emisión sonora con tambores amplificada desde el cerro Nutibara, cuyas "señales" serían registradas fotográficamente de forma paralela desde El Volador para luego ser enviadas por telefax. Una década y media después, la acción se concretó como un diálogo musical entre ambos cerros que al amanecer del 13 de abril dio un emotivo saludo a la ciudad y sus habitantes, y anunció el inicio del Encuentro con una gran celebración participativa transmitida en vivo por el canal de televisión local.

Alborada, acción, composición musical para percusión, 14 min., 2007. Foto: Conrado Uribe.

Alborada, acción, composición musical para percusión, 14 min., 2007. Foto: Conrado Uribe.

Dos grupos de músicos instalados en la cima de cada cerro interpretaron entre las 5:30 y las 6:00 de la mañana la pieza titulada Alborada, obra original de Jorge Montoya compuesta para cincuenta instrumentos de percusión, dirigida por Alexander Ziborof y ejecutada por el Ensamble de percusión de la Universidad EAFIT (Medellín). Maracas, panderetas, marimbas, gongs, baterías, un bombo sinfónico, un triángulo, una raspa, entre otros, fueron las herramientas a través de las cuales se materializó este gesto de saludo desde los vigilantes cerros hacia el Valle de Aburrá. Así, el diálogo musical iniciaba en el cerro Nutibara y al cabo de un lapso El Volador contestaba para finalmente terminar superponiéndose ambas emisiones hasta el final.

Alborada, acción, composición musical para percusión, 14 min., 2007. Foto: Conrado Uribe.

Alborada, acción, composición musical para percusión, 14 min., 2007. Foto: Conrado Uribe.

El privilegio que se da en la obra a los instrumentos de percusión en la interpretación de la pieza musical bien puede leerse en dos vías no excluyentes. En primer lugar, tal vez esta elección se da como un intento de Bernal por mantener algo de la propuesta inicial; en segundo lugar, quizás la decisión resulte de una estrategia para referirse indirectamente a la práctica más antigua con la que probablemente se dio origen a la música: la percusión con pies y manos siguiendo un ritmo o golpeando una superficie.

Por otro lado, en Alborada resulta significativo el hecho de que el artista recupera el uso del sonido como medio y materia de intervención; hecho que había ocurrido por primera vez en 1981 con Señal: MDE al traducir el nombre ‘Medellín’ en código Morse. Más allá de la exigente labor técnica para lograr la sincronía necesaria entre los dos escenarios, lo que interesaba a Bernal en esta acción era la posibilidad de comunicación en un lenguaje sonoro –no verbal– mediante una señal acústica situada que pudiera invadir el valle con una presencia intangible. En este sentido, la música operaba aquí de dos formas: como el propio objeto de la comunicación y como refuerzo de un saludo localizado, que era en realidad un gesto cifrado solo comprensible en el discurso manifiesto del artista.